EMI y EMDR: Técnicas de movimientos oculares

EMI y EMDR: Técnicas de movimientos oculares

EMI Y EMDR son dos técnicas que trabajan mediante los movimientos oculares para reprocesar e integrar memorias que han sido traumáticas para la persona y que, de  forma más o menos consciente, están condicionando el tipo de respuesta que tiene la persona, en el presente, ante determinados estímulos. Situaciones que la persona experimenta de forma parecida al evento traumático original que las produjo.

Los movimientos oculares están asociados a distintos procesos mentales, como por ejemplo cuando captamos un sonido, construimos una imagen, buscamos en la memoria, ante sensaciones cinestésicas, etc. Aunque no son universales, también dependen, a veces, del hemisferio dominante. En cualquier caso, podemos asociar estos movimientos oculares a distintos procesos mentales.

Con este tipo de movimientos oculares se permite acceder a memorias que están bloqueadas o no son del todo accesibles a la persona. Aunque se basan en los mismos principios también hay diferencias entre las dos técnicas.

 

EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) 

o terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares nace a finales de los 80, casi de manera casual, por parte de Francine Shapiro que asoció ciertos cambios en el pensamiento a  los movimientos oculares sacádicos. Observó que se podía modificar hasta cierto punto la carga emocional mediante distintos patrones de movimientos oculares. Primero en sí misma y posteriormente en grupos de personas, se podían disminuir distintos trastornos emocionales. Podía funcionar de forma muy variada: unas personas se centraban en una imagen, otras en una sensación corporal, pensamientos o emociones pero asociados a estos movimientos oculares, mejoraban.

Es una técnica más conocida y trabaja mediante un patrón más continuo, más intenso.

 

– EMI (Eye Movement Integration)  

o integración a través de los movimientos oculares es muy parecida, pero trabaja mediante distintos patrones de movimientos, que se adaptan más a las necesidades de la persona. Consiste en que siga el movimiento de los dedos, de un bolígrafo o un puntero. Ya que utiliza un mayor número de patrones de movimientos permite tanto al cliente como al terapeuta, identificar cuadrantes específicos del campo visual que permiten contactar con un recurso o una  reexperimentación y reintegración del trauma. 

Ambas técnicas tienen la ventaja de que no se precisa que la persona tenga un recuerdo muy nítido, explícito del evento.  A veces son recuerdos de memorias muy tempranas de la niñez o de alguna forma están bloqueadas y no son del todo accesibles a la persona

No es necesario un relato muy explícito de la escena en sí sino a un nivel sutil, más inconsciente de entrar en contacto con las sensaciones la emoción que hay detrás de ese recuerdo.

Así, no tiene por qué ser ni siquiera muy doloroso para la persona reconstruir verbalmente la escena en sí. Es algo más amable que otras técnicas. Tanto EMI como EMDR trabajan de forma muy efectiva los eventos traumáticos, además de pensamientos anticipatorios negativos o conductas adictivas. Aunque se usa principalmente para resolver situaciones de trauma.

En mi caso uso EMI, que utiliza este patrón más variado de movimientos y se adapta más a la persona,  pudiendo generar mayor confianza en el proceso. Ambas son muy efectivas tratando el evento en sí que produjo esa memoria. Aunque se puede tratar con estas técnicas de forma exclusiva, se les saca más provecho y son muchos más enriquecedoras dentro de un proceso terapéutico más completo.

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