El poder de los hábitos

El poder de los hábitos

El poder de los hábitos

 

Es importante saber qué nos eleva y qué nos hace caer…Muchas veces los hábitos que tenemos nos pasan desapercibidos, precisamente por eso, son tan habituales que los hacemos automáticamente. No siempre inconscientes pero sí con poca consciencia. Sin ninguna atención. A menudo sólo somos realmente consciente de ellos cuando queremos modificar alguno.

Entonces cuesta lo inimaginable. O se modifica una temporada para volver a caer, poco después, en las viejas y malas costumbres. Hay una división interna entre la intención o buenos propósitos y la acción. Se piensa: “mañana lo hago”, “el lunes empiezo”, “a partir de mañana me levanto pronto”, o los propósitos de año nuevo. Hay un diálogo, entre el Yo que quiere empezar o mantener los nuevos hábitos, y el Yo perezoso o acomodado en lo conocido, la vieja cabra que tira al monte. El diálogo acaba en discusión y el antiguo Yo gana demasiadas veces.

 

Los 21 días mágicos

Hay libros y cursos online para casi todo; “es fácil dejar de fumar..” “adelgaza comiendo lo que te gusta…” , las famosas rutinas de 21 días”. Según esta teoría, hay muchos estudios que dicen que en 21 días se puede establecer el nuevo hábito. Una receta mágica para sentirte bien. Muchos de ellos escritos sobre la experiencia del propio autor que guía al lector, las rutinas que han cambiado su vida a mejor.

Luego muchas personas se acaban sintiendo mal, al haberse rendido al día 12 (después de mucho sacrificio), por no haber podido llegar a la meta del día 21. Entonces, en ese momento, no han podido. O llegaron al día 21 pero cayeron en los viejos hábitos al día 30. Que haya cambios a nivel neuronal no garantiza el éxito como parece que se asegura en este plazo. La neuroplasticidad (capacidad neuronal de adaptación a los cambios) se produce con el tiempo pero también hay una resistencia al cambio, el cuerpo-mente está cómodo en lo que conoce. Incluso sabiendo de alguna forma que no le conviene.

Se produce esta lucha, esta división entre la nuevas posibilidades que favorece la neuroplasticidad y la resistencia cognitiva y corporal que envía señales de que se está bien como se estaba. Así, el cambio se puede producir día a día hasta que se hace más o menos automático. Pero puede durar días o años.

Y esa es la cuestión, es posible que no haya recetas mágicas, el autor que escribió el libro, con la mejor intención, tiene una experiencia personal que no es la tuya, ni la mía. Unas circunstancias que se dan en su vida que fueron concretas. Y pueden funcionar para muchas personas, pero no para todas, y no por eso has fracasado en el cambio. Alguno de estos libros de 21 días pueden ayudar por su contenido pero el título puede confundir.

Para cualquier hábito a cambiar, a empezar, a eliminar, sólo puede ser duradero con verdadera consciencia. Ser consciente de qué es lo que me ha llevado a querer dejar de hacer, o empezar a hacer algo. Hay personas que sólo se dan cuenta realmente cuando han tocado fondo, y entonces cambian para siempre.

Las 2 motivaciones

La motivación es clave. Pero no lo es todo. Hay 2 clases de motivación: externa e interna.     La motivación extrínseca (externa) depende de un refuerzo positivo exterior. Pero si se trata, por ejemplo, de ganar más dinero en un trabajo que no me gusta, o dejar de fumar porque lo dice el médico, puede servir a corto plazo, pero cuesta mucho y es difícil de mantener. La acción depende de unos resultados que no siempre llegan. O de un refuerzo que puede dejar de valer. Se vive como una incoherencia con lo que realmente quiero.
La motivación intrínseca (interna), en cambio, no depende tanto del resultado y me hace sentir bien con lo que hago por la acción en sí misma. Si me gusta pintar, lo hago sólo por el placer de pintar. Tocar un instrumento no para que me aplaudan, sino por disfrute. O dejar de fumar porque me siento mejor física y mentalmente, y no tanto por imposición externa.

El ego

El ego también tiene un papel importante en la identificación con los hábitos, tanto buenos como malos, las adicciones en general; que pueden ser a la comida, al tabaco, a las series de Netflix, al móvil, al deporte, a sentirme preocupado o desgraciado. Pensar que no se puede cambiar porque “soy así”. Aunque también hay que saber que no se puede cambiar todo y puede que no sea necesario para estar bien.

Los hábitos ocupan una gran parte de nuestras vidas, desde que nos levantamos hasta que volvemos a la cama. Desde el desayuno y antes, hay gente que necesita más disciplina y hay que ver lo que le funciona a cada uno. La disciplina puede sonar mal, pero de nuevo depende de que se viva como disciplina impuesta desde fuera o de convicción interior, también puede ayudar para vencer inercias, pereza y dejadez.

También puede funcionar por épocas. Lo que funciona ahora, y para mí, es levantarme todos los días a las 5, sin despertador. Y estoy más despierto y activo que nunca. El cuerpo sabe la hora y llevo mal el sonido de cualquier despertador.
Y en mi experiencia, las recetas mágicas no me han funcionado. La mano del cocinero cuenta, pero también los ingredientes, la cocina, y misterios que no conocemos y modifican el resultado.

¿Qué hacer para cambiar hábitos?

Como decía antes, la motivación es clave, saber qué queremos realmente. Y la constancia.  Y sobre todo, que sean metas realistas. A mí también me ayuda ponerlo por escrito, qué es lo que quiero cambiar o empezar a hacer.

Pero hay que ser consciente que los viejos hábitos nunca se van del todo; permanecen en nuestras mentes y en la memoria corporal, con el paso del tiempo los nuevos hábitos van ocupando el espacio de los viejos, pero éstos siempre permanecen, aceptemos que estén ahí y cumplieron una función para el viejo Yo y para recordar por qué quisimos cambiarlos.

 
 

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1 comentario en «El poder de los hábitos»

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